Por Ausberto Aguilar Challapa
La versión que ofrecemos acerca del texto y el discurso, corresponde a la semiótica. En una primera instancia indaguemos lo que es el discurso, para luego comprender el correlato inmediato, es decir el texto. 1. El discurso
El término “discurso” según a las tendencias teóricas, ha sido comprendida de diferentes maneras, sobresalen dos maneras de comprender el discurso: el académico y el cotidiano.
1.1. Concepción académica.
En términos generales el discurso, desde un punto de vista de la lingüística, ha sido comprendido como:
· Habla
· Enunciado (sin referencia al hablante).
· Enunciado (con referencia al hablante y la estructura del acto de la enunciación).
· Reglas de encadenamiento
· Condiciones de producción de significados
· Espacio de producción de significaciones y resignificaciones.
1.2. Concepción cotidiana o coloquial
La concepción cotidiana que le atribuye al término el significado de sentido común, como una pieza oratoria de un funcionario público, etc.
En lo que concierne a nuestro trabajo de investigación, hemos elegido conceptualizar el discurso en el marco de la semiótica greimasiana, es así que Fontanille dice al respecto: “El discurso es, pues, una instancia de análisis donde la producción, es decir, la enunciación, no podría ser disociada de su producto, el enunciado” (2001: 75 las cursivas son del autor).
Para Fontanille el discurso se comprende en cuanto producción, es decir, que no es posible separar a la parte de la enunciación del enunciado. En el caso del cuento que analizamos, no estamos buscando conocer discursivamente sobre los elementos que conforman la enunciación, sino por el contrario buscamos tomar y comprender el discurso como un enunciado, pero que no se limita al enunciado simplemente, sino que toma aspectos extralingüísticos como por ejemplo la religión, el mito, etc.
Greimas y Courtes (1990: 197), en el diccionario de semiótica que presiden mencionan que las estructuras narrativas subordinan a las estructuras discursivas, es decir, las estructuras narrativas no son estáticas sino por el contrario implican campos semánticos potenciales que se regeneran gracias a la dinámica de la cultura. Por tanto es preciso comprender la relación de estas dos estructuras como estructuras que implican un recorrido generativo del sentido.
Para ilustrar, analicemos los diferentes elementos propuestos por Greimas y Courtes para explicar la relación de las dos estructuras.
El recorrido generativo comprende dos particiones básicas, es decir, la partición de las estructuras discursivas y la partición de las estructuras semio-narrativas, veamos cada una de las particiones:
2.1. Las estructuras discursivas.
El nivel de las estructuras discursivas comprende más que todo un componente sintáctico en donde se realizan y se manifiestan los actores del discurso, los espacios o lugares y los tiempos. Tiene además un componente semántico, en donde se realizan los roles temáticos y los roles figurativos, es decir, el qué y el cómo de los actores, los espacios y los tiempos.
2.2. Las estructuras semio-narrativas.
La partición de las estructuras semio-narrativas aparecen, a la vez, con dos niveles, estos niveles son el nivel superficial y el nivel profundo.
2.2.1. El nivel superficial
Donde el análisis se centra en la deconstrucción del armazón sintáctico del discurso, y donde se localiza y ubica a los diferentes actantes del mismo. A través de estos actantes, la narración discurre y nos permite detectar cómo los sujetos se van comunicando e imbricando los unos a los otros, hasta definirse en una posición de triunfo o de derrota (conjunción o disjunción en relación a los objetos de valor). Es en este recorrido narrativo donde las figuras de manipulación son determinantes (la seducción y la tentación; la provocación y la amenaza). El sujeto se transforma y es evaluado. A la misma vez se definen sus programas narrativos.
Semánticamente, a estas alturas podemos precisar las axiologías y los valores que circunscriben al discurso.
2.2.2. El nivel profundo
En este nivel, detectamos la estructura o la organización lógica del discurso, es decir, la estructura elemental de la significación del discurso. En su sintaxis esta estructura define el tipo de relaciones lógicas que caracterizan la estructura, ya sean de contrariedad, sub-contrariedad, contradicción y complementariedad. En su semántica, la estructura se pone en funcionamiento y es ahí donde opera la generación del sentido y la significación del discurso. La negación (o disjunción) entre términos contradictorios; la aserción (o conjunción) entre los términos denegados y los términos contrarios opuestos de la estructura.
A manera de ejemplo, presentamos la estructura elemental de la significación, que se desarrollará más adelante, tomando en cuenta los términos: compromiso y enfrentamiento:
Por su parte, el recorrido generativo de la significación arriba explicado, queda así representado:
Este esquema permite entender que el análisis semiótico nos posibilita el paso de lo concreto (el discurso, sus "personajes" y sus roles: estructuras discursivas), a lo abstracto (el nivel profundo: la estructura elemental de la significación); de lo particular (un discurso), a lo general (todos los discursos de ese tipo); de lo manifiesto (lo que se ve en el discurso: los actores, los espacios y los tiempos), a lo inmanente (el micro-universo semántico del discurso.
3. El texto.
Por otra parte el texto es el correlato inmediato del discurso como la otra cara, más que todo su naturaleza es material, es decir que es perceptible. Sin embargo Barthes ofrece una particular definición acerca del texto acentuando la idea generativa que ello implica, es decir el texto no es simplemente un producto o el enunciado como tal sino que implica también un significado, un discurso, en el cual el ser humano sería simplemente como un producto de ese entretejido que es el texto.
Texto quiere decir Tejido, pero si hasta aquí se ha tomado este tejido como un producto, un velo detrás del cual se encuentra más o menos oculto el sentido (la verdad), nosotros acentuamos ahora la idea generativa de que el texto se hace, se trabaja a través de un entrelazado perpetuo; perdido en ese tejido –esa textura- el sujeto se deshace en él como una araña que se disuelve en las segregaciones constructivas de su tela (Barthes, 1982: 104 las cursivas son del autor).
De hecho, la concepción de Barthes se encuentra en el ámbito del estructuralismo, es decir, donde no importa tanto el ser humano como tal, sino ese entretejido que sería el texto. Aunque en esta definición vemos que Barthes no distingue tanto entre texto y discurso, sino los toma como si fueran la misma cosa.
Por otra parte, Greimas y Courtes distinguen claramente lo que es el discurso y lo que es el texto, en especial se delimitan a considerarlo como enunciado, como producto, en ese sentido el texto se opone a discurso. Además su sustancia puede ser gráfica, por ejemplo las grafías propias de la palabra o también su sustancia puede ser fónica como los sonidos o fonemas que conforman las palabras. “Considerado como enunciado, el texto se opone al discurso, según sea gráfica o fónica la sustancia de la expresión utilizada para manifestar el proceso lingüístico” (1990: 409).
Por tanto, texto y discurso serían parte consustancial del mensaje, que nos permite dar cuenta de los significados, que en sí ya es un discurso que discursiviza sobre algo, sin embargo el discurso no se sostiene en el aire sino que necesita mantenerse en una expresión material este sería entonces el texto.
4. Bibliografía
BARTHES, Roland:
1996 El Placer del texto. Mexico: Siglo XXI
BLANCO, Desiderio y BUENO, Raúl:
1979 Metodología del análisis semiótico. Lima: Universidad de Lima.
BLANCO, Desiderio:
1989 Claves semióticas. Lima: Universidad de Lima.
DUCROT, Oswald y TODOROV, Tzvetan:
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1987 Tratado de semiótica general (Trad. Carlos Manzano). 4ta. edic.Barcelona: Lumen.
GEERTZ, Cliford.
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1990 Semiótica, diccionario razonado del lenguaje (Trad. Enrique Ballón Aguirre y Hermis Campodónico Carrión). Madrid: Credos.
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1993